• Aunque está incluido en la Red Natura, sufre numerosas agresiones
  • Recientemente se ha descubierto una inscripción en su antigua ermita
  • Posee una especie única en Galicia, el ‘carballo anano’
  • Oculta numerosas leyendas y está coronada por varios castillos

 

El Padre Sarmiento decía de este monte que tenía propiedades mágicas, Otero Pedrayo lo denominó “gran cabeza jupiteriana”, el historiador Xosé Barreiro dijo que en uno de sus picos se oculta una de las tres aras sextinas y César Antonio Molina plasmó en un bello poema la esencia de este coloso hecho en rocas.

Y es que el monte Pindo (entre Cee, Dumbría, Carnota y Mazaricos) ha sido, y sigue siendo, un gigante de piedra que domina las costas del fin del mundo. Quizás por eso, y por su gran parecido con el Pindo griego, se le conoce como ‘el Olimpo Celta de Galicia’.

Los mitos y las fábulas pueblan sus cuevas y sus bosques y los numerosos restos arqueológicos demuestran la importancia que este lugar tuvo a lo largo de la historia. Por eso, desde octubre de 2010, la Asociación Monte Pindo Parque Natural lucha para que este monte sea declarado como parque natural. Su principal objetivo, protegerlo y preservarlo para las generaciones futuras.

Incremento de las agresiones

En los últimos años han aumentado las agresiones contra este espacio. Por un lado, las numerosas batidas de cazadores, por el otro el acceso indiscriminado de motos y quads y, últimamente, una práctica que ya se ha convertido en una moda: pintar y grabar las rocas de la cumbre. “Como sigamos así no va a quedar una piedra que no esté pintada”, se queja Xilberto Caamaño, presidente de esta asociación.

Y eso, a pesar de que este monte forma un espacio natural con la playa de Carnota -la más larga y una de las más bonitas de Galicia-, que está catalogado como Lugar de Importancia Comunitaria e incluido en la Red Natura 2000. En total, 4.629 hectáreas, la gran mayoría en Carnota, pero también se extiende por los ayuntamientos vecinos de Mazaricos, Cee y Dumbría.

En su interior se ocultan tesoros biológicos únicos en Galicia como el ‘carballo anano’ (quercus lusitanica), una rara especie de roble que sólo se encuentra en el sur de la península y el norte de Marruecos. También está el lirio de monte (Iris boisseri Henriq), una planta endémica del noroeste peninsular que está en peligro de extinción y que tiene uno de sus hábitats en el monte Pindo, además de en las sierras de O Xurés y O Courel.

Pero sin duda, lo más impactante del monte Pindo son el paisaje y las historias y leyendas que oculta entre sus rocas. Desde su cumbre, de 627 metros de altura, se domina, en un día claro, casi la mitad de Galicia: desde los montes de A Groba, en Oia, hasta el Monte Faro en Lalín, además de la mitad de la Costa da Morte. “No entendemos cómo un sitio así aún no está más protegido”, se lamenta Mario Maceiras, secretario de la asociación.

Castillos y leyendas

Acompañados por integrantes de esta asociación visitamos los lugares mágicos de este monte. Y es que el Pindo oculta castillos y castros que le dan un aire de lugar mítico y sagrado. En su cumbre está la Pedra da Moa con cientos de “pías” -bañeras naturales-, donde se cree que se hacían rituales celtas. Y un poco más abajo, oculta entre un peñasco, la cueva de A Ermida, donde estaba una vieja iglesia de la que se ha descubierto una antigua inscripción. “Pensamos que está relacionada con la refundación de la capilla en el siglo XII“, asegura Xilberte Caamaño.

Rodeando el monte, se erigen varios castillos: el de San Xurxo, construido por el obispo Sisnando en el siglo X, para defender la comarca de los ataques vikingos o el de Penafiel, que a su entrada oculta una enigmática inscripción única en Galicia por su contenido: “Reyes, obispos, presbíteros, todos por poderes recibidos de Dios, excomulgaron aquí ese castillo” y que, lamentablemente, ha sido rociada con un espray recientemente. Por su lado Este están los ‘casteliños’, un complejo defensivo que antecede a otro gran espacio amurallado que rodea todo el monte.

Unos restos arqueológicos que también tienen sus leyendas. El Pindo está defendido por grandes guerreros que protegen uno de los caminos de acceso encarnados en gigantes de piedra, quizás para defender a una reina mítica en Galicia, la reina Lupa, que vivió en él y está enterrada al lado de una de sus murallas.

Las brujas de O Pindo

Pero en el Pindo también habitaron seres míticos como las ‘mouras’, que se ocultaban entre sus rocas e intentaban enamorar a los incautos, e, incluso, brujas. En uno de sus picos se oculta la ‘Cueva-casa da Xoana’ o ‘Reverte demos’, una preciosa cueva en la que se dice que se hacían aquelarres en la noche de San Juan y desde donde las brujas se lanzaban en sus escobas a recorrer la comarca. Las gentes del lugar también acudían a este lugar para sanar ciertos males como los “aires de espíritus”.

Y es que el Pindo lo tiene todo para convertirse en un nuevo espacio natural en Galicia. Además, la zona en la que se encuentra ostenta tres récords en Galicia. Tiene la playa más extensa de la comunidad -más de siete kilómetros de longitud por uno de anchura- con una laguna, la de Caldebarcos, en su interior; tiene la única cascada de Europa que cae directamente al mar, la de O Ézaro de 40 metros de altura, y los hórreos más largos de Galicia, de más de 30 metros de largo. “Un paraíso por el que merece la pena seguir luchando”, sentencia Xilberte Caamaño.

Xurxo Salgado. Fuente: www.elmundo.es