Toda naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco.
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú;
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú;
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los
corazones y las dificultades del problema.
Hay una alegría del ser sano y la de ser justo, pero hay,
sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.
Que triste sería el mundo si todo estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que plantar, una empresa que emprender.
Que no te llamen solamente los trabajos fáciles
¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!
Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito
con los grandes trabajos; hay pequeños servicios
que son buenos servicios: ordenar una mesa, ordenar
unos libros, peinar una niña.
Aquel que critica, éste es el que destruye, tu sé el que
sirve. El servir no es faena de seres inferiores.
Dios que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera
llamarse así: “El que Sirve”.
Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos
pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién?
¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?
Gabriela Mistral
Éste poema se me enseñó en la escuela en mi infancia y lo declamaba mi madre de memoria. Y cuando ya sabía leer trate de interpretar lo que significaba. Entonces quise ser maestra como Doña Gabriela Mistral.
Gracias Edmi por tu comentario y felicidades por llevar a cabo tu vocación de servicio. Saludos
Sencillo y profundo este grandioso poema de la también grandiosa Gabriela Mistral. Y muy acordes esas estupendas imágenes que lo ilustran.
Aunque es in temporal, creo que hoy adquiere mayor pertinencia y relevancia en un México en el que muchos sólo piensan en servirse, no en servir…
Gracias Angelina por tu comentario. Saludos
Saludos, hermoso poema, tan útil y necesario en estos tiempos, cuando es dificil encontrar servidores. gracias por compartir.
Gracias Ana. Saludos
Víctor
Que bonito poema!
Gracias Zenobia, un cordial saludo.